Las laderas están muy expuestas al viento, aliado perfecto para combatir el midiu y oidio, las dos principales enfermedades del viñedo. Existe una amplia diversidad de suelos. Principalmente suelos básicos, con presencia de elementos grandes y capacidad de retención de agua media. Son solos del carbonífero: Turbiditas mixtas siliciclásticas y carbonatadas que aportan mineralidad pero resulta un crecimiento lento y unos rendimientos bajos. La uva es de granos pequeños, mucha piel, y mucha concentración de aromas.

Tratamos el viñedo con mínima intervención al sol. Dejamos cubiertas vegetales temporales. Hemos apostado por cultivarla totalmente en secano, por impulsar las raíces más profundas en las montañas de la isla, y como el resto del lugar desde 2003, en agricultura ecológica.

Dos años más tarde, al pie de estas laderas, comenzó la plantación experimental de calope blanco, variedad 100% autóctona de Menorca, injertada de unas parras antiguas de la finca. Experimental porque en aquellos momentos el calope blanco aún no tenía la certificación de variedad vinificable, lo que se logró en febrero de 2019.